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jueves, 11 de abril de 2013

El café


EL CAFÉ

 
Hay tres productos gastronómicos que se introdujeron casi simultáneamente en la cultura occidental, son el café, el té y el cacao. Los tres han pasado a formar parte de nuestra vida cotidiana y ahora sería difícil imaginar un mundo sin café, ni té, ni chocolate.

Però quizás de los tres, el más extendido y el más consumido en todo el mundo, es el café, incluso hemos creado establecimientos con su nombre para poder disfrutar y reunirnos alrededor de una taza de este brebaje. El café lo tomamos a todas horas y nos invita a la reunión, a la complicidad y la tertulia, de tal forma que en los últimos siglos, muchas obras de arte, de la literatura y de la música junto con grandes decisiones sociales y políticas han sido concebidas en estos espacios llamados cafés. Establecimientos como el café Gijón de Madrid, el café Central de Viena, el café Slavia de Praga, en París el café Flore o Le Select, en Venecia el café Florian o Quadri, el café Tortoni de Buenos Aires y en Barcelona los Quatre Gats, el café de la Ópera o el añorado café Zurich, son sólo una pequeña muestra de los muchos célebres establecimientos donde se ha escrito una parte de nuestra historia.

Hay muchas leyendas sobre los orígenes del café, una de ellas es una historia de amor entre un joven y una princesa, en la que el joven descubre el café y le sirve como regalo para convencer al terrible rey, padre de la chica, que como es natural se oponía a la relación entre ellos dos.
Otra nos habla del profeta Mahoma, a quien Alá, mediante el arcángel Gabriel le llevó el café para rehacerlo y animarle, una vez que estaba enfermo. Incluso, le ayudó a recuperar la fuerza viril.
La tercera leyenda habla de un pastor de cabras de Abisinia, llamado Kaldi, que observó que los animales cuando comían frutos de un determinado arbusto estaban más alborotados. Él mismo probó estos frutos y sintió el mismo efecto, encontrándose más energético y dinámico.

Lo que si sabemos es que se han encontrado semillas de café del año 800 a. d.C. y parece ser que el origen de esta planta se puede situar en Abisinia, en la zona donde hoy en día encontramos Etiopía. El procedimiento de tostar las semillas no se sabe cuándo, ni dónde empezó, ya que en un principio parece que se comían las semillas maduras o se trituraban y se conseguia una pasta muy nutritiva. Seguramente alguien atraído por el olor de entonces quemándose accidentalmente, debío empezar a probar de cocerlas o asarlas y buscar otras maneras de "cocinar" estas semillas tan energéticas.

El consumo de café fue creciendo poco a poco, alrededor del año 1100 comenzaron a aparecer las primeras plantaciones en la península arábica, y lentamente se fue creando un comercio basado en el monopolio que prohibía la venta de cualquier semilla de café que no hubiera sido tostada previamente. Pero a pesar de todo, su consumo fue perseguido en varias ocasiones en Arabia mismo y en Constantinopla, entre otros lugares. De todas formas el café tostado se fue extendiendo hacia África, Asia y llegando a Europa a través del puerto de Venecia en el siglo XVI.

En un principio, en Europa, el café fue considerado una bebida pecaminosa y herética que provenía de Satanás, hubo muchos intentos de prohibirla pero el papa Clemente VII probó el brebaje y lo encontró tan bueno, que decidió que sería injusto dejar una bebida tan buena sólo para los infieles, así que bendijo el agua con que se hacía el café, lo bautizó y lo convirtió en una bebida totalmente cristiana.

Con el tiempo salieron de Arabia las primeras semillas sin tostar y el año 1706 la planta de café llegó al jardín botánico de Amsterdam, proveniente de Ceilán donde  los holandeses ya lo cultivaban. De allí pasó a otros países de Europa entre ellos Francia que, después de muchos intentos, logró llevar la planta a América en el año 1723. Esto lo logró un joven capitán de la marina llamado Gabriel de Clieu, que después de pasar por muchas aventuras, y compartiendo con la planta su mínima ración de agua durante la travesía, logró plantarla y hacerla crecer en su finca de la Martinica. En pocos años, a partir de la planta de Gabriel de Clieu, el cultivo del café se fue esparciendo por todo el Caribe y el resto de América convirtiéndose hacia el 1800 en un negocio importante en el comercio mundial.


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